Los calambres son contracciones dolorosas e involuntarias de
los músculos que pueden ocurrir durante o después del ejercicio.
En los deportistas los
calambres pueden producirse como consecuencia
de la deshidratación, o bien por la alteración
de los electrolitos y/o actividad anormal de las motoneuronas que inervan a los
músculos. Factores como la fatiga
muscular general y la falta de
flexibilidad predisponen a su aparición.
Al inicio del
ejercicio, el organismo aumenta la temperatura corporal y automáticamente se
disparan los sistemas de termorregulación, comienza la sudoración y a través de
ella perdemos líquido e importante cantidad de sodio, lo que puede ocasionar un
déficit en la coordinación muscular que
está siendo ejercitada lo que facilita la aparición del calambre.
Los atletas más
propensos a sufrir calambres son aquellos que tienen un buen desarrollo
muscular y bajo nivel de tejido adiposo, en entrenamientos intensos y
explosivos.
El riesgo de
deshidratación es mayor cuando el entrenamiento se realiza en ambientes
calurosos a elevadas temperaturas pero también se observa un gran riesgo en
aquellos deportistas que entrenan al aire libre en invierno pero que utilizan
varias capas de ropa o vestimenta inadecuada
(que no permite disipar el sudor) y por lo tanto pierden más líquidos y
se deshidratan más rápidamente.
¿Cómo prevenimos la aparición de calambres?
La mejor manera de
prevenir los calambres es guiarse por
pautas adecuadas de hidratación deportiva, antes, durante y después de cada
entrenamiento.
Ingestión de fluidos antes de entrenar
Los deportistas
deben mantenerse con una alimentación nutricionalmente balanceada y aumentar la
cantidad de fluidos consumida durante las 24 horas previas a la competencia. Deben
chequear su estado de hidratación a través de la orina.
Beber 5-7 ml/kg de
peso corporal. Ejemplo: 350-490 ml para una persona de 70 kg (1 vaso = 150 ml),
esto promueve una hidratación adecuada y da tiempo para excretar el exceso de
líquidos ingeridos.
Ingestión de durante el entrenamiento
Comenzar a
hidratarse tempranamente y a intervalos regulares intentando consumir la
cantidad máxima tolerable de fluidos. Se recomienda que los fluidos ingeridos
estén más fríos que la temperatura ambiente y tengan buen sabor.
En entrenamientos
mayores a una hora, se aconseja ingerir bebidas deportivas. Estas deben
aportar un 4-8% de carbohidratos y 0.5-0.7 g de sodio por litro de bebida.
Esto mejora el sabor, promueve la retención de fluidos y previene la
hiponatremia en los individuos que ingieran cantidades excesivas de fluidos.
Ingestión
de fluidos luego del entrenamiento
Se
debe recuperar el 150% de peso perdido durante el
entrenamiento para obtener una buena hidratación en las horas siguientes al
ejercicio.
Muchos autores
concluyen que la ingestión de agua es inefectiva para producir una hidratación
normal, ya que la absorción del agua disminuye la osmolaridad plasmática,
suprimiendo la sed e incrementando la producción de orina. Cuando se aporta
sodio ya sea por bebidas rehidratantes o por los alimentos, se mantiene el
estímulo osmótico de la sed y se reduce la producción de la orina.
Bibliografía
Murray, B. El
Reemplazo de Fluídos: Posición del Colegio Americano de Medicina del Deporte.
G.S.S.I. Sports Science Exchange.
Murray, B. El
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PubliCE Standard. 07/09/2001. Pid: 93.
Eichner, R. (2002).The Clipboard.Muscle Cramps: The
Right Ways for the Dog Days
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