Los atletas más destacados en el running son de estructura ósea
chica y con un mínimo de grasa. Pero como la mayoría de los corredores no
estamos bendecidos por la genética, deberíamos hacer un esfuerzo por mejorar el
peso corporal.
¿Qué
significa esto?
Como el chasis – el esqueleto- no lo podemos cambiar, es
importante que estemos lo más magros posibles para tener la menor cantidad de
lastre al correr y seamos más económicos -energéticamente hablando-. Cada 100 gramos de peso extra, se
incrementa un 1% el esfuerzo en la carrera. Si bien es súper importante
utilizar zapatillas livianas, la gran diferencia se puede lograr eliminando la
grasa que sobra.
A tener en
cuenta…
El factor que más influye es la genética, pero también inciden nuestra
historia deportiva, el ambiente y las lesiones, entre otros puntos. Los que sí
dependen de nosotros son la alimentación, el entrenamiento y ni hablar de la
cabeza: hay que estar motivado para cumplir los objetivos.
Deberíamos apuntar a tener una cantidad adecuada de músculo –vemos
que ningún corredor es “patovica” ya que también sería peso extra para
transportar- y la menor cantidad de tejido adiposo posible -se infiere a través
de un análisis de composición corporal-. No sirve el número que nos da la
balanza sino la calidad de ese peso: cuánto de músculo, cuánto de esqueleto,
etc.
Consecuencias negativas
Además de los problemas de salud, el exceso de grasa:
- Aumenta la temperatura corporal.
- Genera sensación de fatiga.
- Es un lastre para correr y para saltar.
- No interviene en la contracción muscular y, por lo tanto, no produce fuerza.
Todo es muy
desfavorable para correr: la grasa te vuelve pesado y recalienta el motor, por
lo que tu cuerpo va a tender a bajar la velocidad. Cuando están más pesados,
los corredores bajan la velocidad de un modo inversamente proporcional al peso
corporal.
La mejor
composición corporal
El peso ideal puede variar durante el año pero la mejor
composición corporal deberá coincidir con tus carreras más importantes.
Para bajar de peso deberías generar un balance negativo de
energía, es decir, comer menos calorías de las que gastás. Esto puede lograrse
aumentando el gasto por actividad física y/o disminuyendo la ingesta.
Algunos tips
- Una colación inmediatamente después de entrenar ayuda a no comer de más en el almuerzo/cena.
- Distribuir la comida en forma pareja durante todo el día. El mate no es desayuno.
- Limitar el consumo de alcohol y carbograsas -golosinas, galletitas, helados, snacks-.
- Comer por disciplina: ni de más por ansiedad, ni de menos por falta de ganas.
- Los vegetales deben estar siempre en almuerzo y cena: muchos y de colores.
- Comer poca grasa: carnes magras, lácteos descremados, y controlar agregado de aceite.
- Elegir productos lo menos procesados posible.
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